domingo, 3 de junio de 2012

Sala La Revolución Democrática



I. La Revolución de 1910 y el Nacionalismo Económico
Durante los primeros años de vida independiente se suscitó una fuerte controversia entre los políticos liberales, encabezados por José María Luis Mora y Valentín Gómez Farías y Lucas Alamán, principal ideólogo de los conservadores. El liberalismo político, inspirado en la independencia de Estados Unidos y en la Revolución Francesa, es hasta cierto punto independiente del liberalismo económico inglés, expresado en las doctrinas de Adam Smith y Juan Bautista Say, quienes repudiaban el intervencionismo del Estado mercantilista y apoyaban el libre comercio que le convenía a la Inglaterra de su época.


 El recién independizado país, Estados Unidos, a través de sus gobernantes e ideólogos como Alejandro Hamilton y Federico Lizt, era opuesto a la doctrina del libre comercio y en la naciente burguesía encontró los argumentos y la fuerza política para justificar el proteccionismo que le sirvió para industrializarse. En México, las luchas civiles contra el clero, los conservadores, el imperialismo y la intervención francesa frustraron los intentos de desarrollo.



 Fue hasta el Porfiriato cuando se pudo desarrollar la economía y aplicar un liberalismo económico mediante fuertes concesiones a la inversión extranjera. Pero aun en esa época el secretario de Hacienda, José Yves Limantour, defendió los ferrocarriles nacionales y sólo los dio en concesión pensando siempre en conservar este adelanto técnico
para  fortalecer la economía del país. La política modernizadora de Porfirio Díaz propició el desarrollo de enclaves de exportación minera y la concentración de la tierra a costa de la
miseria de la población campesina, situación que alimentó la rebelión y el movimiento de aspiraciones democráticas de 1910.




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