Sala La guerra Civil y la Constitución

El 7 de abril de 1915 el Ejército de Operaciones al mando del general Álvaro Obregón, derrotó en Celaya a la División del Norte cuyo jefe era el general Francisco Villa, en la primera de las célebres batallas del Bajío, que decidieron el destino de la Revolución mexicana.

Los ejércitos que ese día se enfrentaron en Celaya habían nacido durante la lucha armada contra el gobierno militar de Victoriano Huerta. Durante año y medio, los ejércitos que mandaban Villa y Obregón lucharon contra el enemigo común; pero tras la caída del gobierno de Huerta, en agosto de 1914, los revolucionarios vencedores se dividieron en dos grandes bandos, con distintos proyectos de nación, que los llevaron a enfrentarse en los campos de batalla.

Estos dos bandos en que se dividieron los revolucionarios eran los constitucionalistas, encabezados por Venustiano Carranza y Álvaro Obregón, y los convensionistas, cuyos jefes más destacados eran Pancho Villa y Emiliano Zapata. Desde diciembre de 1914, privó la guerra civil en varios lugares de la República. Durante la primavera de 1915, Álvaro Obregón se internó con sus soldados hasta el centro de la República, amenazando con romper las comunicaciones entre los distintos frentes defendidos por los convensionistas.

Para evitarlo, Pancho Villa avanzó sobre Celaya, donde Obregón había concentrado sus fuerzas. El 6 de abril, los villistas desalojaron a los constitucionalistas de sus posiciones avanzadas y al amanecer del día 7 atacaron Celaya. Los soldados de Obregón rechazaron una y otra vez los furiosos ataques de los villistas, hasta que estos agotaron su empuje y un bien pensado contraataque los puso en fuga. Los villistas retrocedieron en orden hasta Salamanca, donde Pancho Villa empezó a concentrar nuevos elementos para atacar otra vez Celaya. Esta batalla es significativa porque cambió el rumbo de la guerra a favor de los constitucionalistas y marcó el principio del declive de la División del Norte.