Oculto entre los árboles de un tranquilo barrio cercano al centro de Coyoacán, el Ex- Convento de Churubusco aún conserva las marcas que los cañonazos inflingieron a sus muros en una mítica batalla de la guerra mexicano - estadounidense, muros que hasta nuestros días se yerguen airosos como testigos de la historia y como guardianes de uno de los espacios más importantes de la memoria nacional.
El Convento de Churubusco, palabra que proviene del náhuatl "Huitzilopochco" que significa lugar del templo de Huitzilpochlti, tiene sus orígenes en los primeros años del siglo XVI, al establecer los recién llegados misioneros franciscanos un centro de evangelización en lo que anteriormente había sido un poblado prehispánico que databa del año 1065 d.C. Para su construcción los misioneros emplearon como en muchos otros casos de nuestro país, las mismas piedras de los templos prehispánicos para la realización de los distintos espacios religiosos, quedando el templo dedicado a la advocación de Santa María de los Ángeles. Años más tarde, el convento pasó a manos de los misioneros dieguinos, también conocidos como franciscanos descalzos, que con el paso de las décadas y gracias a los donativos de varios personajes del periodo virreinal, pudieron agregar nuevos espacios y mejorar las instalaciones con que contaban. Así el conjunto se encuentra integrado por una capilla y un área de habitaciones y claustro protegidos al norte con una huerta con árboles frutales, ventilando e iluminando sus espacios por medio de tres patios interiores así como por las huertas y el patio del descanso localizados al sur del convento .
No hay comentarios:
Publicar un comentario